lunes, septiembre 11, 2006

Día del maestro!

Técnicamente, hoy, 11 de Septiembre, es el día del maestro, pero no del profesor... por lo cual, todos/as nuestros profesores/as de secundaria/polimodal quedarían fuera... pero, quería hablar sobre esa personita dedicada a la docencia que en algún momento de mi vida fue especial... que en su rutina diaria de tutor me fue cautivando, esa profesora de la cual en cierta forma me fui enamorando...

Fue en el primer año del colegio secundario... allá por 1995, entrando en un mundo totalmente nuevo, conocí a mi profesora de matemáticas... una joven de unos 25 años, rubia, petisita, que generalmente iba con una camisa blanca y una pollera... no recuerdo exactamente en que momento empecé a verla de forma especial, supongo que fue algo paulatino, a medida que fue avanzando el ciclo lectivo. Yo fui a una escuela técnica, y como sabrán, o por lo menos intuirán, en los colegios industriales al haber escasez de mujeres, cualquier fémina es mirada con cariño... o tal vez más que con cariño con deseo; digamos que prácticamente cualquier agujero viene bien... pero... la belleza de mis sentimientos en aquel momento hacia ella, eran que iban más allá... y esto es lo que hoy día me deja un sabor a melancolía dulce en la boca cada vez que la recuerdo: el hecho de que fuera mucho más que mirarle la cola cuando se daba vuelta para escribir algo en el pizarrón. Era quererla, era ir descubriendo de a poco la persona que se escondía detrás de una actitud distante, de esa barrera que intentan poner todos los docentes, y el ir construyendo una escalerita de fósforos quemados para poder sortear esa pared de indiferencia... eran momentos de soñar fábulas y colorearlas con las tizas que ella utilizaba para diferenciar la hipotenusa del cateto opuesto... ir a preguntar cosas que ya había entendido, y ponerme feliz cuando vislumbraba su hermosa sonrisa, producida por el pensamiento de que gracias a esas explicaciones yo había entendido... era el respeto hacía ella en los momentos que no estaba, el no decir nunca "esa vieja de matemáticas" a sus espaldas, incluso haberla defendido en ocasiones resaltando aspectos positivos, y haber callado tantas otras veces dejando que se burlaran o la criticaran por miedo a que mis compañeros se dieran cuenta de mis sentimientos... era sospechar que al flaquito de dos filas más allá le pasaba lo mismo, y ponerme celoso cada vez que él se acercaba para preguntarle algo... era mucho más que el típico "cómo le doy a la de matemáticas!" de los recreos... era preferirla a ella antes que a la de informática, por más que la otra tuviera un cuerpo mejor... la de informática... es verdad, tenía mejor cuerpo, iba con unos jeans apretados que le remarcaban la cola en forma sublime, pero nunca pasó de un "dedicarle una"... en cambio con la de matemáticas era distinto, era quedarme en una cama soñando despierto una vida paralela, similar, pero con ella... no recuerdo las poses que hacía con la de informática, pero en cierta forma recuerdo las "vivencias" que tenía en mis fantasías con mi profe de matemáticas, o por lo menos, cada vez que pienso en ella una sensación de tranquilidad invade mi cuerpo, el dejo de un amor platónico que nunca fue vulnerado, que de a poco se fue durmiendo en mi interior, sentimientos e ilusiones que nunca fueron resquebrajados por la frustración, simplemente se fueron acurrucando en algún rinconcito para dar lugar a otras mujeres... en fin, hoy me acordé de ella, y me trajo alivio.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es verdad, eso creo que nos pasó a todos.
En realidad, al menos me ha pasado a mí. Aunque no llegué a enamorarme, he sentido ese cariño "raro" por alguna profesora. En mi caso sentí "demasiado cariño" por mi profesora de Lengua y Literatura y por la de Plástica. La de Lengua era bastante mayor que yo ya que tenía ene se entonces unos 40 años y yo claro, 16. La de Plástica era de unos 28-30 y yo tenía 17. Era muy simpática y a veces me hacía el bocho cuando me regalaba un 10 en uno de mis asquerosos dibujos.
Se siente muy bien, tenés un estímulo para ir a clases, y esperar con ansias la hora de esa profesora, sólo para verla entrar y que con una mágica sonrisa salude.
Eso mismo que nos pasó con una profesora, es lo mismo que nos tendrá que pasar con la mujer que tengamos en mente para vivir el resto de nuestros días. Si no la sentimos como sentimos a la profe, no estamos enamorados :).

Tenshi dijo...

sip, creo que tenés razón, ya voy a ir subiendo más textos sobre sentimientos y demás yerbas, de hecho tengo varias cosas escritas que por el momento no voy a subir, pero sé que algún día lo haré.

por cierto, de los cuatro amig@s que leyeron hasta ahora sos el único que comentó ¬¬ ... gracias men, te quiero xD

Anónimo dijo...

Ufa.. yo iba a un "colegio privado", mis profesoras tenían mucha experiencia (por no decir edad) pero bueno... no me puedo quejar en un aula de 36 personas y sólo eramos 4 varones... Pero volviendo al tema tuve profesores excelentes a lo largo de mi vida y aún sigo teniendo.

Un saludo a todos los docentes, profesores y maestros que hacen de alguna manera que nuestra vida cambie.

Les comento algo muy irónico que me paso en 1º año de mi secundaria:
Existe un profesor de música (confirmado TODAVÍA EXISTE) con "mucha experiencia" que nos mataba en sus clases "aburridas" de solfeo e historia, para colmo tenía algunos problemas en su vestimenta, aseo y alguno que otro tic nervioso. Como era de esperarse casi ni bola le dimos. Al 3º año yo me metí en el tema de la música y NO SABÍA NADA, terminé pagando MUUUCHO para aprender y entender lo que esta persona CON MUCHO AMOR SOBRE EL TEMA QUE ENSEÑABA ya nos había dado horas cátedras.

Tenshi dijo...

Juan! :D

ahahaha... es bueno ver que después de tantos "pero dale comentate algo" aparecieron xD

me gustó eso de que pusiste este blog como tu página, cualquier tipo de publicidad es bienvenida (?)

btw, nos tenemos que juntar a comer algo y darle a unas pechitos azules.