martes, enero 09, 2007

one day, one life



Oscuridad, densa oscuridad. Extraño, todo le resultó muy extraño... no comprendía; ¿dónde estaba? ¿Y eso?... ¿qué era eso?... algo, algo que nunca había experimentado... ¿acaso era la sensación de una suave brisa acariciando su rostro? La oscuridad fue cediendo ante la luna, y pudo adivinar figuras recortadas en una penumbra lúgubre; árboles... sí, eran árboles... ¿pero qué hacían ahí?... o, ¿qué hacía ella ahí?... estaba desorientada. Pasto, bajo sus pies había pasto; pero era extraño, ¿acaso podía sentir el pasto?... ¿qué le ocurría?... no lo entendía, intentaba razonar, pensar; pero le resultaba imposible. Durante unos minutos estuvo ensimismada en lo etéreo; en su mente sólo resonaban preguntas... de pronto algo; como un leve destello advirtió un lugar... árboles, pasto; estaba en un parque... y a lo lejos luces, sí, eran luces, luces de edificios, luces de calles... lentamente fue acomodando sus recuerdos, supo quién era y cómo había llegado allí; recordó el partido de pocker que le había ganado a Él... Y la apuesta hecha.

Una leve brisa la envolvió nuevamente, cerrando sus ojos extendió los brazos y la dejó corretear por su piel. Cuando la brisa amainó, se acarició las manos, y fue subiendo por su brazo; la sensación que le producía ese leve roce la fascinó, se acarició el rostro, las mejillas, los labios, a medida que iba descubriendo las distintas sensaciones en cada parte de su cuerpo su fascinación aumentaba; pellizcó su brazo derecho y sonrió; volvió a pellizcarlo más fuerte y largó una pequeña carcajada; estaba alegre, eufórica. Se observó, estaba completamente desnuda... Lentamente su mano derecha descendió por el pecho, atravesando el vientre e internándose en su intimidad; el placer de éstas caricias le arrancó un leve gemido; cayó de espaldas sobre el césped y continuó hasta alcanzar la plenitud, hasta que sus sentidos se alborotaran iniciando una revolución en todo su cuerpo. Una vez recuperado el aliento, llevó sus dedos a la boca y los saboreó.

Permaneció unos minutos recostada en completo silencio, observando las estrellas... se incorporó y empezó a caminar a paso veloz, tenía muchas cosas por hacer, y poco tiempo; quería soñar, descubrir ese estado semi-inconsciente donde la mente se transforma en mundo; quería sexo, que su cuerpo goce junto a otro poseyendo y dejándose poseer; quería sentir la razón de su existir, la agonía, la incertidumbre... también le hubiese gustado experimentar el amor, pero había decidido que el tiempo no era suficiente.

Salió del parque y caminó unas cuadras, hasta que un hombre de unos 25 años le preguntó si se encontraba bien; ella lo miró, y tomo conciencia de su desnudez... entonces dijo que la habían robado, y le solicitó ayuda. Subieron hasta su departamento, él habló con sus vecinos y le consiguió ropa. Le preguntó si quería llamar a la policía, o que la acercara hasta una dependencia; ella se negó. En un momento de descuido, él dejó su billetera sobre la mesa, ella tomó el dinero que había en ésta y huyó.

Se dirigió a una disco, quería bailar, tomar alcohol, y buscar algún hombre. Lo primero que hizo al ingresar fue degustar algunos aperitivos, cerveza y tequila... la cerveza no le gustó, le resultó excesivamente amarga. Mientras tomaba un daiquiri de durazno, el cual había sido de su agrado, un hombre se acercó a ella. Charló un rato con él, inventando respuestas a cada pregunta que le formulaba; luego bailaron y se besaron, el beso le gustó, rozar sus labios, juguetear con su lengua, sentir sus manos recorriéndola... sintió una leve tensión en su estómago... ¿qué ocurría?... no logró deducirlo, era extraño... todo le resultaba más extraño de lo que esperaba... ¿eso era lo que guiaba el comportamiento de ellos? Se fueron al depto de él... bebieron un poco más; se sentía alegre, liviana, todo le causaba gracia... ¿eso era lo que producía el alcohol?... ¿esa especia de mareo, de estar parte aquí y parte en otro sitio?... un beso la sacó de sus pensamientos... ahora solamente lo besaba... esa tensión en el estómago volvió a medida que él comenzó a quitarle la ropa, ¿qué era eso?... no lograba definirlo... entonces él preguntó si estaba nerviosa... ¿acaso era eso?... ¿acaso estaba nerviosa?... sí, posiblemente... entonces le confesó que era su primera vez... él se rió, y si bien no le creyó, la tranquilizó; la llevó hasta la cama y sus labios comenzaron a recorrerle el cuerpo; besando centímetro a centímetro, armando senderos de néctar, escalando senos, abriéndole paso a la lengua, descendiendo cómplices hacia un húmedo y ardiente destino.

Despertó a media mañana; el sexo le resultó una experiencia deliciosa, y quiso repetirlo... lo buscó con besos y caricias de ensueño; y lo encontró en la base del monte olimpo, dispuesto a escalarlo en busca de Afrodita. Cerca del mediodía le pidió permiso para ducharse. Mientras el agua le recorría el cuerpo intentó recordar su sueño; lo que había sentido, los sitios que su mente decidió visitar al encontrarse libre... pero todo le resultaba difuso, vano... imágenes confusas aparecían en su cabeza, y no lograba definir si venían de ése sueño o de algún recuerdo lejano. Entonces él ingresó, y entre mimos y pompas de jabón se bañaron juntos. El habló de comida china, y eso le produjo una extraña sensación... ¿era hambre?... sí, lo que sentía era hambre, tenía ganas de comer... le dijo que nunca había probado comida china, pero que pidiera.

Pasaron juntos toda la tarde, con el sexo como principal entretenimiento... el sol ya se había ocultado, observó el reloj, eran las 21 hs... se acercó a la ventana, las luces encendidas, la ciudad oscura... le quedaban solamente tres horas hasta media noche; ya había tenido sexo y había dormido... el sexo le resultó maravilloso, ahora comprendía por que los motivaba tanto... en cambio dormir, soñar, le resultó extraño, indefinido. Pensó en lo que le faltaba cumplir... aún tenía que sentir su propia esencia; lo que justificaba su existencia; tenía que asesinar, quitarle la vida a alguien. Ganas de quedarse con él no le faltaban, de continuar disfrutando el sexo hasta que el tiempo se le acabara... pero el principal motivo de éste día era ella, la muerte, tenía gran curiosidad por lo que sentía un asesino al quitar una vida. Él llegó por detrás y la rodeó con sus brazos, ella observó el reflejo de ambos en el vidrio... entonces decidió que se quedaría, comerían algo, disfrutaría de un orgasmo más y luego lo asesinaría. Pidieron pizza; mientras comían y miraban televisión sintió una especie de vacío, un vacío amargo... se le acababa el tiempo, tendría que irse y no podría seguir disfrutando de la vida... entonces se dio cuenta, realmente estaba disfrutando éste día, estaba disfrutando la vida. Lo buscó, buscó sus labios, sintió el dejo de la pizza en su boca... sus cuerpos estaban exhaustos, agotados, habían disfrutado del sexo hasta extasiarse por completo; eran un manojo de músculos y carne libidinosa, y se entregaron al placer una vez más... el orgasmo se antojó lejano, tardaron en alcanzarlo; lo encontraron al mismo tiempo; un orgasmo sosegado de cuerpos saciados, pero no por eso menos pleno.

Abandonó la cama, lo observó... fue hasta la cocina y tomó un cuchillo, cuando volvió a la habitación él se encontraba boca abajo, con sus ojos ya cerrados... sería fácil matarlo; se acercó, observándolo... pensó en tomarlo del pelo y cortarle el cuello... acercó su mano izquierda a su cabellera, sosteniendo el cuchillo con la derecha... rozó su cabello, lo acarició... pensó... pensó en quitarle la vida... la vida... ¿qué era la vida?... ella había disfrutado tanto éste día... ¿le quitaría todo esto a él?... se había portado bien con ella, sin hacerle demasiadas preguntas, sin incomodarla... simplemente gozaron de un día en la vida juntos... y ella le quitaría todo... le quitaría el futuro, la posibilidad de disfrutar junto a otras personas, de disfrutar solo. Se sentó a su lado, jugando con su cabello... pensando en lo que significaba quitar una vida... quería hacerlo, quería experimentar la sensación de quitar una vida... pero no podía, algo se lo impedía, la idea de quitarle todo la llenó de angustia... entonces pensó en los demás... en todas las personas... pensó en lo que ella hacía... quitarles la vida... eso era lo que hacía... les quitaba la posibilidad de sentir... era tan distinto todo cuando uno no puede sentir; insípido... sí, sin poder sentir todo es insípido; nada tiene sentido... y ella los llevaba a eso... los llevaba al mundo frío, al mundo inútil, donde no podían sentir un beso, una caricia.

Esto comenzó a pesarle cada vez más, el saber que ella se los llevaba de algo tan maravilloso hacia un abismo de letargo la atormentó de forma inaguantable... abandonó el departamento, huyó, sin saber hacia donde... salió del edificio... no había nadie en la calle... corrió, no lo soportaba, ahora sabía lo que les hacía... y no lo soportaba... lloraba de bronca e impotencia, no quería ser eso... aún tenía el cuchillo en la mano... se sentó en la vereda, apoyando la espalda contra la pared de algún edificio, y cortó sus venas.

Quién pensaría que la parka, luego de ganarle un día de vida a Dios en una partida de pocker, se suicidaría por no poder soportar la esencia de su existencia.



(*) No la pude volver a encontrar, pero pueden ver imágenes similares de él.