Dejó las pantuflas junto a la cama, corrió las sábanas y se recostó. Le dolía la espalda, la pierna izquierda y la cabeza; pero lo que más dolía era el vacío. Ella entendía; comprendía que sus hijos tuvieran una vida con sus responsabilidades, y que esto les dejara poco tiempo para ella… lo entendía; pero por más que lo entendiera y se repitiera a sí misma aquellos argumentos, la soledad pesaba sobre cada hueso. Intentaba mitigarla aferrándose a recuerdos, pero el deseo de una sonrisa la envolvía en mantos de melancolía cada noche.
Cerró sus ojos e intentó no pensar, y lo mejor para no pensar era llenar la mente con recuerdos… recordar la vida, recordar cuando lo que ahora resulta imposible era cotidiano, recordar cuando "La Soledad" era la hija de la panadera y no una cruel compañera.
No se dio cuenta del cambio hasta que se supo flotando. Se vio a sí misma en la cama, tapada con una frazada vieja azul; miró en derredor y todo en la habitación se había desteñido. Cuando fue consciente de que no sentía miedo, de que entendía y aun así no había entrado en pánico, se sorprendió.
Observó por la ventana y fuera las luces de la ciudad brillaban. Salió sin necesidad de abrir nada, extendió sus palmas y jugó a volar. Voló entre árboles, serpenteando entre postes y luces… ascendió hacia las estrellas y cantó con la luna. Escuchó el llamado del mar y voló rápido a su encuentro, tan rápido que abajo todo se volvió borroso… llegó y se zambulló en un abrazo pleno, un abrazo místico… salió sin haberse mojado y flotó suavemente junto a la brisa. Ascendió nuevamente y se recostó boca arriba sobre una nube, observando las estrellas… vio una fugaz, pero no alcanzó a pedir un deseo, simplemente se desvanecieron juntas, y en ese momento, una hora y media después de fallecer, Ella dejó de ser.
Cerró sus ojos e intentó no pensar, y lo mejor para no pensar era llenar la mente con recuerdos… recordar la vida, recordar cuando lo que ahora resulta imposible era cotidiano, recordar cuando "La Soledad" era la hija de la panadera y no una cruel compañera.
No se dio cuenta del cambio hasta que se supo flotando. Se vio a sí misma en la cama, tapada con una frazada vieja azul; miró en derredor y todo en la habitación se había desteñido. Cuando fue consciente de que no sentía miedo, de que entendía y aun así no había entrado en pánico, se sorprendió.
Observó por la ventana y fuera las luces de la ciudad brillaban. Salió sin necesidad de abrir nada, extendió sus palmas y jugó a volar. Voló entre árboles, serpenteando entre postes y luces… ascendió hacia las estrellas y cantó con la luna. Escuchó el llamado del mar y voló rápido a su encuentro, tan rápido que abajo todo se volvió borroso… llegó y se zambulló en un abrazo pleno, un abrazo místico… salió sin haberse mojado y flotó suavemente junto a la brisa. Ascendió nuevamente y se recostó boca arriba sobre una nube, observando las estrellas… vio una fugaz, pero no alcanzó a pedir un deseo, simplemente se desvanecieron juntas, y en ese momento, una hora y media después de fallecer, Ella dejó de ser.
- Imagen: Great Butts Through the Ages: the 1990s por alberich