
Pero cuando hay alguien que se adueñó del monoambiente que llevamos en el pecho, cuando hay una personita especial que se niega a salir de nuestro corazón y nuestra mente, una personita por la cual escribiríamos una carta a la Real Academia exigiendo que en la definición de Mundo pongan su Nombre... cuando estamos enamorados de esa persona, y no podemos estar con ella, se produce otro tipo de soledad... una soledad mucho más profunda, un abismo oscuro del cual solamente nos puede sacar una persona: ésa. Y esta es la soledad que más duele, es una soledad que no se llena con cualquiera... incluso podemos estar acompañados, pero si no es la personita que realmente deseamos, nos sentimos solos... tal vez técnicamente no estemos solos, hay alguien que nos acompaña, con quien hablamos e interactuamos... pero no nos llena, nos sentimos solos, sentimos un vacío dentro nuestro, que puede llenar únicamente esa persona especial de la cual estamos enamorados.
Lo que duele o nos hace felices, lo que realmente inunda nuestro interior de angustia o júbilo, no es como estemos momentáneamente o "técnicamente", sino como nos sentimos... podemos estar en una cama junto a alguien, y sentirnos solos... sentirnos vacíos mientras alguien nos acaricia, esos mimos que no atraviesan nuestra piel, esos besos que mueren en nuestros labios y no inundan todo nuestro cuerpo de placer... estamos ahí, con alguien, pero no es la persona que anhelamos con todo nuestro ser; la miramos, pero nuestra mirada es huérfana; y si incurrimos en cursilerías, serán palabras dulces vacías, palabras dulces que no salen de nuestra alma, frases tiernas que nacen huecas y palidecen antes de atravesar nuestra garganta, frases efímeras que necesitan ser oídas por otra persona para evitar desvanecerse en el olvido banal.
Irónicamente, parte de la magia de estar con la persona que amamos, es que no nos vamos a sentir solos... aunque no tengamos con quien hablar, aunque nos encontremos en nuestra habitación solos, no nos sentimos solos, porque esa personita especial está ahí, en algún lado... podemos extrañarla, pero en el fondo sabemos que no estamos solos... el hecho de imaginar que en algún momento del día pensó en nosotros y sonrió, es aliciente suficiente para nuestra felicidad... y tal vez estemos acompañados solamente por nuestros recuerdos y nuestras ilusiones, pero sin duda será una companía cálida. Aunque en ese preciso momento no tengamos a quien tocar, aunque no tengamos con quien acariciarnos, el simple hecho de pensar en una caricia de ella es más que suficiente para que nuestro bello se erice, para que nuestra piel sienta, para que en nuestro interior revoloteen mariposas.
- Imagen: Gordifeliz Event horizonts por josemanchado
Hoy, primero de diciembre, es el día Mundial de la lucha contra el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), que en sí, es el conjunto de síntomas o "la enfermedad" causada por el virus del HIV. Este día se dispuso en relación al diagnóstico del primer caso, el 1 de diciembre de 1981; desde entonces, el SIDA ha matado más de 25 millones de personas en todo el mundo, haciéndola una de las epidemias más destructivas de la historia registrada. A pesar de que existe un mayor acceso y se ha mejoramiento el tratamiento antiretroviral y el cuidado en muchas regiones del mundo, la epidemia de SIDA costó aproximadamente 3.1 millones (entre 2.8 y 3.6 millones) de vidas en el año pasado (2005), de las cuales, más de medio millón (570.000) eran niños.






Ella lo miraba a los ojos, con una mirada profunda... una lágrima asomó, y tímida se precipitó por su mejilla... en ese instante, él supo que si pronunciaba un "te amo" sería suficiente para estar juntos... tuvo la certeza de que ella necesitaba oírlo... y también estuvo seguro que al decirlo ella le creería. Pero no lo dijo... cuando vio que por su otra mejilla descendía una segunda lágrima, no soportó mirarla más a los ojos... bajó la mirada, y la clavó en el café que había pedido.
Era un jueves a la madrugada, ella le había comentado que tenía aquella fantasía, y a él le había gustado la idea... eligieron el jueves porque pensaron que sería uno de los momentos en que menos gente andaría; y así era, esa madrugada no había un alma en la calle. La noche estaba fría, podían ver el vapor de su aliento en cada palabra pronunciada; se pararon en la otra vereda, y observaron... ahí estaba, con vidrios semi espejados y además esfumados del medio metro hacia arriba; justamente por eso lo habían elegido. Él no se animaba a dar el primer paso, en su cabeza daba vueltas la idea de que tenía que usar su tarjeta; y si esta quedaba registrada?... además, seguramente había cámaras de seguridad dentro.
Creo que en toda amistad, hay un momento en el que se produce un punto de inflexión... y es cuando, por primera vez, vemos a esa persona quebrarse... es un punto en el que cambia la forma en que vemos y queremos a esa persona, lo vemos tal cual, con todas sus miserias. Cuando ese amigo se quiebra en nuestros brazos, cambian muchas cosas... es un verdadero momento de mierda, en el que vemos a esa persona totalmente destruida, con sus brazos vencidos, con sus penas a flor de piel, completamente vulnerable... y ahí estamos, intentando contenerlo, intentando ser un pequeño salvavidas al cual pueda aferrarse en ese mar de desilusiones, fracasos y traiciones... y acá es donde nace la verdadera amistad, acá es donde el "te quiero como un amigo" pasa a "te amo como un amigo"... yo tengo muchos amigos, y a todos los quiero... pero a muy pocos los amo.
Entraron en la habitación, era una suite común... sábanas y una colcha de un gris medio azulado, cortinas haciendo juego con la colcha, un jarrón con flores y dos silloncitos individuales como espectadores de la cama. Ni bien cerraron la puerta él la estampó contra la pared, le buscó la boca y coló su mano por debajo de la remera, acariciándole la panza con toda su palma, subiendo lentamente desde la cintura hacia el seno mientras sus lenguas jugaban libremente en sus bocas. Ella le acariciaba la espalda, dibujando figuras amorfas con la yema de sus dedos... le quitó la remera, lo tomó de la mano y lo guió hacia la cama.