jueves, noviembre 01, 2007

cynic dead – Cap. II


No estaba bien, no podía tenerla así... ¿qué clase de monstruo la tendría atada de esa forma? Pero tampoco podía desatarla, porque se caía de la silla; ni podía sostenerla con sus manos: las necesitaba para cenar. La llevó hasta un sillón marrón, un marrón vulgar gastado por los años; logró dejarla semirecostada, mantenida por los apoyabrazos y un almohadón crema; y la observó... la vio sonreír, una leve sonrisa que lavaba ese rostro perturbado y lo convertía en uno mucho más sereno; supo que ella estaba cómoda, incluso tal vez hasta feliz... y él también se sintió feliz.

Fue a la cocina, tomó un plato y se sentó en el otro sillón, frente a ella. Mientras comía le hablaba sobre el partido y cómo habían perdido esa tarde, todo era culpa del técnico, definitivamente un inútil. Dejó el plato en el piso y fue por un vaso de vino, los otros no eran nada, no podía ser que hubieran perdido con esos; era el técnico, el equipo más o menos andaba, sin dudas todo era culpa del técnico; la observó, seguía igual, sonriente... hacía mucho tiempo que no lo escuchaba de esa forma, sintió que la relación iba mejorando.

- ¿Querés bailar?

Puso un CD de los guns, buscó el tema lluvia de noviembre, la levantó y comenzó a moverse lentamente... se tropezaba con sus pies, y le costaba mantenerla junto a él. Sintió que ella no estaba haciendo ningún esfuerzo, ¿acaso lo estaba rechazando? ¿acaso no quería bailar con él? Seguro que con el otro hubiese estado encantada; ese pensamiento lo enfureció, se lo reprochó y la tiró al piso. Apagó la música y se fue a dormir. Dio vueltas en la cama, pensaba, estaba muy confundido, no entendía... intentó conciliar el sueño, pero no pudo; no podía dejarla así... estaban tratando de reconstruir la relación, y tenía que respetar sus tiempos, tenía que ser comprensivo con ella. Se levantó y la fue a bucar; la recostó en la cama y la tapó con una sábana; no hacía frío, pero tal vez luego refrescaría... sí... tenía que cuidarla; buscó una manta finita y la cubrió. Se recostó a su lado, la besó con ternura y le dio las buenas noches... pudo dormirse tranquilo.


(*) Para los que no lo leyeron, o simplemente para recordar: cynic dead – Cap. I